-
Género Fantástico
XMarzo 2020
Valentina Liernur
Osias Yanov
Aimée Zito Lema
Jazmin Berakha
Ariel Cusnir
Victoria Colgmegna
Centro Cultural Haroldo Conti
Lo fantástico presenta elementos que desafían las leyes establecidas del mundo, de lo “normal” y “racional”. En este sentido es el género de lo subversivo y de lo revolucionario; y también podríamos pensar, de lo queer y de los feminismos que amplían las posibilidades de ver e imaginar este mundo desde lo múltiple y lo flexible, y habilitan no sólo la producción de un saber acorde a este tiempo sino también una metodología para el acceso a una nueva forma de conocimiento.
Si vivimos en un mundo inundado por fake news, por manipulación de big data, por bombardeos de imágenes alteradas y un sin fin de estímulos que construyen lo que llamamos realidad ¿dónde queda el lugar de lo fantástico en la contemporaneidad? Somos libres dentro un mundo de categorías binarias que nos regulan.
Ahora bien, el género fantástico funciona como un arma que busca romper las normas y darnos a conocer un mundo de múltiples posibilidades. Un mundo donde dentro del marco de lo conocido suceden cosas que no se puede explicar pero se aceptan, como en Carta a señorita en parís, de Cortázar, que narra cómo una mujer vomita conejitos de tanto en tanto.
Las obras de esta muestra van y vienen dentro y fuera de la esfera de lo real circulando sin restricción. Las de Osías Yanov, Valentina Liernur y Aimée Zito Lema evocan el cuerpo como reservorio de memoria personal, que se vuelve colectiva en su circulación y en el encuentro con le otre. Aquí, el cuerpo corre el límite que se le (auto) impone en este mundo prediseñado y busca operar con elasticidad más allá de sus normas. Yanov, en sus fotos y esculturas, lo hace desde la experimentación de su ser con otres y a través de rituales de transformación que desarticulan los estereotipos que nos atraviesan. Para sus pinturas, Liernur, recorre los cafés y bares de Buenos Aires en búsqueda de otras mujeres, mayores, a quienes fotografía desde su mesa como una voyeur para luego retratarlas en grandes telas. Se trata de escenas cotidianas, banales, como una señora tomando un cortado, pintadas con un extremo dramatismo por la fuerza de su trazo descontrolado y la monocromía escarlata. Para su instalación de video Zito Lema reúne a una madre bailarina y su hija en un galpón. La mayor baila y la menor la imita, mientras ella registra la escena en cuatro formatos de video diferentes, como si intentara imitar la forma subjetiva y múltiple del recuerdo.
Las obras de Ariel Cusnir, Jazmín Berakha y Victoria Colmegna amplían las aproximaciones a la historia, a lo doméstico y al dilema de la individualidad respectivamente. Como en un acto psicomágico, en sus pinturas, Cusnir narra la historia sociopolítica argentina pintando desde extraños puntos de vista que pueden parecernos insólitos: una hormiga mirando a otra, la rueda de una carroza en movimiento mirando el paisaje o la literatura mirando a la historia. De este modo crea un nuevo archivo para la construcción del relato nacional e imagina nuevas miradas que posibilitan la entrada de otras voces a nuestra historia pasada y al universo de futuros posibles. Los cuadros- collages de dibujo y tela de Berakha, con sus colores vibrantes y sus siluetas andróginas, reivindican y reintroducen en el mundo del arte un género considerado menor, como la costura, desplazado durante siglos al universo de la ama de casa. En sus autorretratos Victoria Colmegna rompe su imagen en pedazos para recomponerla a partir de la transversalidad, la mezcla y la reunión de diferentes fuentes, tan diversas como una conversación en una fiesta, la medicina alternativa o los vitraux de Chagall. En backlights presenta sus sexie selfies, conformadas por textos inventados que recuerdan a los componentes de un perfil homeopático. Sin embargo las fórmulas no buscan describir a una sola persona - ni a la de la foto, ni a la descriptas en el texto - sino o tal vez a las múltiples combinaciones emocionales que constituyen una personalidad.
Todos estos trabajos si bien nos muestran lo raro o deshabitual, también nos dejan ver los poderes de la fantasía que se dirigen en contra del realismo capitalista en el que vivimos en la contemporaneidad. ¿Qué nos pasa cuando dejamos que la fantasía rompa un poco nuestra rutina patriarcal, adultocentrista, individualista, cisheteronormativa y vemos otras posibilidades? Y si eso que vemos lo llevamos a nuestra vida cotidiana e intentamos revolucionarla al menos en un aspecto, ¿cuál será el resultado? Seguro un mundo menos aterrador que éste en donde la conquista del poder está por encima del placer. Tal vez, si nos animamos a creer en lo fantástico y a aceptarlo como una categoría más de la realidad nos encontremos con un universo en el que nos gustaría vivir.
Larisa Zmud.
-
Capital
XDiciembre 2019
Bart
Rocio Englender
Florencia Sadir
Carolina Hirschhorn
Victoria Bueno
Julia Levstein
Lilén Ferreyra
Talenta Galería
Las potencias dispersas
De chica quería estudiar sociología y ser actriz pero en Mar del Plata, ciudad de donde vengo, no existía la carrera de Sociología y para ser actriz (famosa, como era mi intención) tampoco habían muchas opciones. Apenas cumplí los quince empecé a trabajar para juntar plata y, a los diecinueve, me mudé a la capital. En Buenos Aires al final estudié otras cosas y, en términos generales, me fue muy bien aunque sigo queriendo ser actriz.
Cuando me invitaron a curar esta muestra pensé en hacer una exposición que visibilizara la producción de artistas nacidos lejos de la Capital Federal. Seleccioné entonces a siete artistas que no son de Buenos Aires. Provenientes de lugares tan diversos como Salta, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Provincia de Buenos Aires. Algunos se han mudado hace un tiempo a la ciudad, otros van y vienen en la búsqueda de algo que en su lugar de origen pareciera no terminar de suceder.
Nos dicen que para generar mayor visibilidad de nuestro trabajo, en Argentina, hace falta migrar a la capital. Entonces, pienso Buenos Aires como un puerto desde donde lxs artistas pueden proyectarse hacia otros lugares geográficos y metafóricos.
Esta vez mi tarea como curadora fue como una navegación. Navegué de un lugar a otro, por hyperlinks que se iban abriendo, buscando artistas que reunieran ciertas características, investigando obras por internet, conectándome con personas desconocidas en Instagram que no estaban en Buenos Aires y así.
La exposición intenta encauzar la energía que se genera en el arte de todo el país, busca organizar las potencias dispersas. No hay un hilo temático que vincule a priori a las obras entre sí. Más bien se exhiben trabajos que funcionan de manera autónoma y que, en la reunión, en lugar de diluirse se vigorizan.
De ninguna manera este ejercicio busca glorificar a la Capital Federal, sino más bien desmitificar la idea de que al no ser de Buenos Aires el arte es menos contemporáneo o más “tradicionalista”. Capital promueve una nueva fluidez: un intercambio con ese siempre subestimado “interior” del que muchxs venimos.
Capital es una selección que busca dar cuenta de los múltiples universos, soportes, técnicas y poéticas que se encuentran en la obra de estxs artistas. La intención es cuestionar las migraciones, ponerlas sobre la mesa, prestarles atención. ¿Cuánto más largo es el camino de un artista federal? ¿Cuántos kilómetros extra de reconocimiento y legitimación tiene que recorrer?
Larisa Zmud
-
Inclusive
XMarzo 2019
Carla Barbero
Florencia Almirón
Luciana Lamothe
Luna Paiva
Mariana Tellería
Mercedes Azpilicueta
Belleza y Felicidad Fiorito
Rocío Moreno
Susana Gamarra
Galería El Gran Vidrio, Córdoba, Argentina
INCLUSIVE
Hace 4 años hice un viaje al lugar donde viví de manera intermitente entre mis 5 y 18 años. Específicamente durante los 3 meses de vacaciones de verano y otras ocasiones esparcidas en el año.
La llegada fue mágica o, más bien, extraña. Es una región de difícil acceso, de caminos de ripio, sin señales de tránsito y donde no funciona el 3g, el 4g, el google maps, ni nada por el estilo. El único recurso a disposición fue mi memoria visual, espontánea. Algo que no tenía planeado pero que se derramaba como una leche que hierve en un jarro, de manera incontrolable. Recordé algunas montañas y casas semi derruidas en la ladera del camino. Me extrañó sentir que después de más de 10 años de la última visita todo parecía estar igual, en el mismo lugar que en mi recuerdo.
El auto avanzaba y cada vez más emocionada y a la vez extrañada, me encontraba describiendo el camino: ahora tiene que haber una montaña con un árbol guacho en la punta y vamos a atravesar el zanjón por un puente de madera desvencijado, ahí tenemos que doblar a la derecha… Sin notarlo algunas palabras que tampoco había usado en años fluían y se mezclaban con las de siempre.
Al llegar a la escuela Nº60 de Ranquil Huao, todo era como lo recordaba, pero nada estaba igual. La mini escuelita que había sido mi casa ahora tenía un ala nueva que la deformaba. De cualquier manera, el recuerdo y las palabras parecían ignorar las remodelaciones. Le describí a mi pareja, con quién viajaba, las cosas que hacía: acá estaba el mástil, esto era un camino, esa casita donde estaba el generador era mi escondite… como si nada de lo que veía hubiese sufrido mutación alguna.
Lo que sucede en esta exposición es un reflejo de aquel viaje, y a la vez se adecúa a un cierto clima de época. Un presente en el cual a partir de pequeños estímulos es necesario poner en duda lo que hasta ahora es considerado inalterable. Como si el ser espectadores de la contemporaneidad pusiera los cuerpos y sentidos fuera de quicio.
Bajamos del auto. Era época de vacaciones de verano en la escuela, no estaba segura de encontrar a alguien, pero la puerta de lo que había sido el salón comedor estaba abierta. Luego de aplaudir para anunciarnos se asomó una niña que llamó a su mamá.
Nos saludamos y comenzamos una pequeña charla, le conté que estaba ahí de paseo, que en esa casa (señalé la puerta contigua, que correspondía a la antigua morada de la directora y el maestro) había vivido mucho tiempo durante mi infancia y que había vuelto sin más intención que recorrer un poco el lugar, dejarle algún mensaje a la familia Nahuelquir y mostrarle a mi pareja parte de mi vida. Le dije, también, que me encantaría encontrarme con alguien de aquel momento, ya que eran personas muy cercanas pero con las que había perdido contacto por las diferentes formas de nuestras condiciones de vida.
En ese momento salió de la cocina un tipo de mi edad, un poco más grande, altísimo, con el cual nos reconocimos de inmediato. Era Pirrén Hortensio Nahuelquir, el hijo mayor de Delia, la cocinera, y Juan, el peón de aquella escuela, donde mi viejo era el maestro y su compañera la directora.
Nos dimos un gran abrazo, estábamos muy emocionades, shockeades por ese extraño encuentro. Él no debía estar ahí ese medio día y nosotres habíamos retrasado nuestra fecha de llegada por un hermoso desvío en Trevelin.
Nos compartieron su almuerzo mientras que con mi viejo amigo no parábamos de hablar, de pasar una y otra vez por la vez que un grupo de alumnos del señor Ricardo –mi viejo- te tiró al zanjón porque apareciste con esa cámara instantánea, o de cuando nos corrió un toro por la montaña de atrás de la escuela y yo bajé tan rápido que caí de lleno en un montón de bosta fresca…
Así pasamos toda la tarde, y no lo noté, no me di cuenta hasta horas después, cuando volvimos al hotel de El Maitén. Al llegar a la habitación mi compañero me dice: Lari, no entendí nada, era como que hablabas en otro idioma, en el que nunca te había escuchado hablar. Era español, pero la música, las palabras, la velocidad, lo transformaban en otra cosa... Agregó que cuando regresamos en el auto hablaba con él como siempre y al otro día cuando volvimos a darle una sorpresa a Delia y Juan, se asombró nuevamente al escuchar que se activaba de manera inmediata ese idioma desconocido y a la vez tan familiar.
Este idioma es la síntesis de múltiples posibles costumbres o movimientos que se encuentran dentro de cada individuo en particular y surgen cuando son necesarias. Se trata de los súper poderes de las personas que se consideran flexibles. Que se encuentran atentas a las relaciones de sus experiencias y los desarrollos de lo visto y lo visible.
Propongo una experiencia que ponga en juego la percepción cambiante que aparece en el recorrido temporal de la exposición a través de la permanencia paciente en el espacio. Un instante en el que las identidades de cada visitantx devienen otras gracias al asalto de lo extraño, a la convivencia y reversibilidad del sentido y el sinsentido. Por eso la (no) propuesta de ésta exposición es entonces mutante-viva. En donde pueden expandirse los límites de los géneros (artísticos) o términos tales como exposición, curaduría, obra, público... o cualquiera de éstos elementos que se presenten como inmodificables.
Larisa Zmud -
Reyna, Reyna, Reyna,
XDiciembre 2018
Magdalena Jitrik
María Guerrieri
Nina Kovensky
Alejandra Lapacó
Centro Cultural Haroldo Conti
Yo siempre sueño que del gran bosque soy reyna
Y este sueño me embelesa, me embelesa
veo un monito escultor que modela una palmera
Las ardillas y conejos me convidan con ciruelas.
Yo en cambio las adorno con estrellas
y las nombro mis doncellas.
¡Qué alegría, me visitan! Es Doña Primavera...
Toma té, come bananas,
galletitas de miel y almendras,
que mi amiga comilona no se vaya porque es buena.
Todos creen que me quedo en mi jardín
quieta, quieta, quieta,
Sin embargo en mis sueños
Yo soy reyna, reyna, reyna.
Alejandra Lapacó, 1973
Este poema de la artista Alejandra Lapacó describe el sueño de una niña, que a la vez fue el sueño de su generación: una utopía que imaginaba nuevas formas de vivir y relacionarse con el mundo.
Hoy esa narrativa continúa a través del tiempo, incrustada en las obras de otras artistas que parecen encontrar en el pasado nuevas posibilidades para imaginar el futuro y, con voz soberana y soñadora, reactualizan el poema para agregar sus propias estrofas.
Los personajes de las pinturas de Alejandra Lapacó se inmiscuyen y crean nuevas historias en las obras de María Guerrieri, el fantasma de una imagen que nunca existió reaparece convocado por Nina Kovensky y los sueños de juventud encuentran la madurez, como las frutas que caen de los árboles o las obras de Magdalena Jitrik. De esta manera, la imaginación permanece indestructible en las ficciones creadas por estas artistas que nos permiten habitar otros mundos posibles.
Amaya, Scorzelli, Zmud -
Los Derivados
XMayo 2017
Alan Segal
Alex Martinis Roe
Daniel Jablonski
Gregory Kalliche
Josefin Ariel
Kianoosh Motallebi
Madeline Hollander
Martín Touzon
Mercedes Azpilicueta
Pablo Rasgado
Galería SlyZmud
Un proyecto de Alan Segal y Larisa Zmud
Chats a la madrugada: 1425
Años de trabajo: 3
Almuerzos: 22
Años de amistad: 3
Fiestas nocturnas: 5
Ferias realizadas en conjunto: 5 Comisión de ventas: 50% artista, 50% galería
En estos días es difícil saber cuándo una situación es productiva y cuándo no lo es. Los afectos son ahora también productivos. La relación entre quienes escribimos (AS y LZ), por ejemplo, reune una lógica afectiva y a la vez una comercial: amigos, galerista-artista, compañeros de estudio, co-curadores. El proceso detrás de este proyecto se caracteriza por la naturaleza híbrida de nuestro vínculo. El ritmo irregular de las condiciones de trabajo actuales y la compleja geometría de obligaciones —afectivas y comerciales— suscitaron una serie de preguntas que atraviesan esta investigación.
6 de abril de 2017, whatsapp: entre recomendaciones musicales por ejemplo Autre ne veut o FKA twing; fotos de contratapas de libros como Los condenados de la pantalla de Hito Steyerl o Estancias de Giorgio Agamben; y otros materiales que fuimos reuniendo y descartando para darle arranque al texto de la muestra llegamos a la primera conclusión.
¿Por qué no cuestionar la mercantilización de todo y la artistización de lo infinito?
El neoliberalismo amplía el terreno de lo que se puede economizar. El arte contemporáneo amplía el terreno de lo que se puede considerar arte. Lo sencillo que nos resultó realizar este ejercicio de sustitución (arte <==> neoliberal- ismo) y que la frase aún tenga sentido es llamativo.
8 de abril de 2017, galería: hablamos del lugar del arte y sus posibilidades, nos acordamos de los Venus, de Roberto Jacoby y de cómo introducir humor (amor) en el estado de crisis en que vivimos. Buscamos una conexión con Los Derivados.
Existe cierta fantasía en la comunidad artística de generar una moneda-arte. Un nuevo orden interpersonal no media- do por el dinero regular. La capacidad de crear valor a partir de la producción propia. Ese valor se genera tanto en el taller, en la notebook, en la biblioteca como comentando los contrastes de los lenguajes artísticos entre el eneldo y el pescado blanco que nos invitaron a degustar después de una inauguración. El capital está en la red. Gran parte del valor de mercado de una obra deriva de las conexiones sociales de sus propietarios y no de su singularidad artística. En términos históricos, esto fue siempre así.
5 de abril de 2017, departamento de Alan: un par de tazas de té (con un chorro de brandy) y una ensalada de tomate y palta. Los libros están sobre una tabla en el piso perfectamente distribuidos, sobre una de las pilas “Los Viajes de Guilliver” precipita una conversación un poco extraña.
Tiempo atrás, Jonathan Swift, propuso en “Los Viajes de Gulliver” una Academia que dejaría de lado el lenguaje humano en favor de un lenguaje cosa: si las personas deseaban mantener una conversación sobre algo, debían señalarlo. Por ejemplo para hablar de silla, mostrarían una silla; para hablar de madera, un tronco. La supuesta ventaja de este lenguaje sería la posibilidad de ser entendido por todo el mundo. Hoy que los derivados son aquello que abunda, ¿cómo sería el lenguaje diseñado por La Academia? ¿una función, un algoritmo, un script?. Ya no se trataría de un lenguaje potencialmente universal, como el intercambio entre cosas, sino de una abstracción imper- sonal que nadie comprende ni controla realmente. Por ejemplo, el envío instantáneo de una imagen en vivo de un extremo al otro del mundo o los packs de derivados de algoritmos que provocaron la gran caída de la bolsa de 2008. La comunicación es ahora difícil, como si faltase un link. Como si algunos archivos estuviesen offline y fuese impo- sible acceder a ellos. La pregunta es si podremos algún día traducir al lenguaje humano el código de la abstracción en la que estamos sumergidos.
6 de mayo 2017, mi departamento. El texto parece estar listo pero también abierto. Hay un párrafo en el que no nos ponemos de acuerdo. Cada uno escribe una propuesta para reemplazarlo.
En el foro de WordReference.com el usuario mabelroman realiza la siguiente entrada:
Me gustaría saber cuál es la mejor manera de decir si tengo un espacio de exposición en una feria ¿Debo decir booth o stand? La intención de la consulta no está exclusivamente relacionada con un interés por la precisión en el lengua- je. Tras la pregunta se esconde una preocupación: ¿qué palabra oculta mejor el carácter comercial de aquella unidad arquitectónica?
26 de abril de 2017, fiesta en el taller de un amigo. Alan me cuenta del día que leyó en un estado de Facebook que Mark Fisher se suicidó. Todo parece relacionarse con Los Derivados. Pienso que es momento de afirmar que nos encontramos ante un gran fracaso, no dejo de pensar que fue él quien nos explicó todo esto.
Hoy el anticapitalismo está ampliamente difundido en el interior del capitalismo mismo. Hay una fórmula que parece funcionar: exhibir nuestro anticapitalismo nos permite seguir consumiendo de manera impune. Estamos autorizados a seguir participando en el intercambio capitalista, siempre y cuando consideremos, en nuestro interior, que es algo muy (muy) malo.
5 de febrero de 2017, Ezeiza. Mi vuelo a Madrid está retrasado, estoy agotada. Intento leer 24/7 de Jonathan Crary. Recuerdo esa clase en donde Alan y yo leímos juntos: el sueño es el único lugar donde no consumimos. Entonces la cuestión sería activar en nuestro tiempo sensible, en nuestra vigilia, una dimensión alterna, una nueva subjetividad en relación al dinero, al cuerpo, a una obra de arte. Cuatro horas más tarde los altoparlantes anuncian la salida del vuelo. El avión con destino a Madrid donde participaremos en la feria Arco está pronto a partir.
Planeo soñar todo el viaje. -
In-Percepción
XJulio 2015
Karina Peisajovich
Ernesto Ballesteros
Lorena Ventimiglia
Fundación Proa
El espacio contemporáneo de la Fundación Proa es al mismo tiempo espacio con historia, espacio de exhibición, restaurante y lugar de paso. A su vez, se trata de una institución donde se realizan exhibiciones de arte contemporáneo. Entonces la propuesta para un Espacio Contemporáneo plantea una paradoja ¿estamos ante un arte contemporáneo contemporáneo?. In-percepción manifiesta una posible respuesta a esta pregunta aparentemente redundante: el arte en este espacio no se define por la historia, aunque tampoco la niega, más bien se apropia de ella y propone la creación de sentido a partir de conceptos y contextos específicos a cada acción, espacio u objeto. Aquí un bar, el techo de un foyer y una vidriera se transforman en espacio de exhibición. Ernesto Ballesteros, Karina Peisajovich y Lorena Ventimiglia trabajan en esos espacios, interviniendo la arquitectura con instalaciones apenas perceptibles.
In-Percepción es una muestra compuesta de fundamentalmente tres elementos. 1) La profundidad: para percibir los cambios que esta exposición presenta es preciso poner atención en sus muros, sus ventanas e incluso sus hábitos de iluminación. El espectador tiene la posibilidad de llevar al extremo sus sentidos para contemplar de manera crítica y reflexiva las obras. 2) La sutileza que los trabajos revelan en su delicada alteración del estado “puro” de algunos elementos determinantes de la arquitectura del Espacio Contemporáneo. 3) La sensibilidad, ya que los artistas transforman con lo existente la percepción y la arquitectura.
Los tres artistas tensan los límites de la percepción. Las obras trabajan decididamente con este límite, al punto que las intervenciones son solo perceptibles en determinados momentos o desde algunos ángulos, o incluso sólo son perceptibles si se conoce la historia o el funcionamiento del edificio. La exposición como experimento rebate la ansiedad de ver algo. In-percepción, expresa una delicada alteración de los elementos arquitectónicos, adicionando poco o nada a lo que el lugar ofrece.
Larisa ZmudVIEW LINK
-
Corazón Delator
XAbril 2015
Artistas:
Jimena Croceri
Viviana Abelson
Corner SlyZmud
La delgada línea que une estas obras, es a la vez la silueta de las artistas y los dibujos que sus figuras componen. Un deslizarse por la materia que es el cuerpo y el espacio, una transformación que a la vez revela y oculta algo. Como si en el ejercicio de la visión hubiera un contrapunto de invisibilidad inevitable, que a su vez hace evidentes otras figuras. El cuerpo desnudo es convocante cuando una parte se encuentra cubierta. Nos mantiene vivos una dualidad, hay vitalidad en la muerte y a partir de ahí todo eternamente se presenta como una contradicción, un juego de opuestos, abrir y cerrar, mostrar y esconder, vivir y morir.
En el cuento de Edgar Alan Poe Corazón Delator, el asesino oculta la evidencia y en la misma acción se confiesa. De la misma manera las artistas Jimena Croceri y Vivi Abelson en estos videos, ocultan algo y en el mismo movimiento lo confiesan. Qué es lo que ocultan y qué demuestran queda determinado por el espectador y su experiencia, el tiempo es la clave. La vida y la muerte. -
Muestra Final del Programa de Artistas y Curadores, departamento de arte UTDT
XDiciembre 2014
Fronteras Inútiles, Híbridos entre Plantas y Fantasmas, Hay que estar atento para no convertirse en otra cosa, En la Catedral hay una Mesquita,
Corina Arrieta
Ángeles Ascúa
Florencia Walter
Luisa Cavanagh
Leonardo Ciocchini
Ayelén Coccoz
Daniel Chueke Jablonski
Delfina de Estrada
Cinthia de Levie
Lihuel González
Juan Matías Killian
Estefanía Landesmann
Valeria Maggi
Agustina Mihura
Alejandro Moreyra
Alan Segal
Manuel Sigüenza
Valeria Traversa
Laura Hakel
Clara Ríos
David Nahon
Victor López Zumelzu
Larisa Luz Zmud
Hay algo de orden estructural entre curadores y artistas que, a la hora de producir una muestra, funciona como un robot y ayuda a realizar el trabajo en conjunto. Muchas veces no es necesario prestar atención a los engranajes de este sistema, porque es algo articulado y con límites definidos, pero en nuestro caso no fue así. En un grupo de 23 personas, conciliar las distintas producciones conllevó la necesidad de desarmar las piezas del sistema para analizar qué nos agrupa.
A raíz de esto, se decidió pensar la muestra como una excusa para expandir la producción individual y experimentar colectivamente: su núcleo no está en el resultado, sino en el proceso. Con este fin, impusimos una metodología de trabajo basada en reuniones grupales, en las que se discutió la producción de obras, su disposición en las salas y el catálogo.
El trabajo grupal incorporó recursos de otros, creó alianzas de investigación y entremezcló los campos de cada uno. Si bien esta metodología alentó confusión y numerosas discusiones, fue une herramienta modificadora de postulados individuales y sirvió como disparador de varios proyectos co-autorales.
Las nuevas piezas fueron realizadas sin ataduras temáticas, no identifican necesariamente a los artistas, ni ocultan los procesos disonantes de su producción. Esta muestra optó por aceptar todos los títulos, todos los proyectos, individuales o grupales, y todas ls ideas sin buscar un resultado complaciente.
No es que en esta metodología experimental hayamos encontrado una fórmula necesariamente superado o más eficaz de trabajo. En todo caso, produjo una mezcla entre tensión y construcción, pero resultó positiva a la hora de redirigir la atención de la poética individual y exhaustiva en el cruce colaborativo de todos. Fue una forma de trabajo que refleja - y en parte parodia - algo que construimos durante el año: un espacio físico y mental donde lo colectivo fue el motor de los cambios individuales.